El arrendamiento de vivienda es aquel que tiene por objeto un piso habitable, que supuestamente vaya a constituirse como el domicilio habitual del inquilino, por un plazo pactado en el contrato de alquiler y a cambio de una renta mensual.
La normativa fiscal determina que existe un domicilio habitual cuando el arrendatario se encuentra por lo menos ciento ochenta y tres días al año en la misma, es decir, la mitad del año y un poco más, concretamente un día más.
Está permitido que en la vivienda no resida el arrendatario pero si lo hagan en cambio sus familiares más cercanos como pueden ser sus hijos (cuya patria potestad sea del inquilino o, si son mayores, que éstos no sean independientes económicamente) o o su esposa.
Si por el contrario el piso se encuentra habitado por otras personas, se presupone que se ha subarrendado o cedido la vivienda y este hecho puedo suponer la resolución del contrato de alquiler a través del correspondiente proceso judicial.