Alquiler y animales
Alquiler y mascotas

¿Se puede prohibir por parte del casero en el piso de alquiler?
Animales y alquiler son dos conceptos que generan mucha problemática tanto arrendador como arrendatario.
Un casero que sepa que su inquilino va a meter a un animal de compañía en su piso solo piensa en qué será un problema por los daños que va ocasionar al inmueble.

Un arrendatario que busque una vivienda para el y  para su mascota tiene un gran problema por qué le va a resultar muy difícil encontrar un piso dónde le permitan tener animales.
La pregunta es, ¿puede el propietario de un inmueble impedir a su inquilino tener animales?
La ley¿ permite o prohíbe tener mascotas en un piso alquilado?


Aquí vamos a dejar claro tanto a dueños cómo a inquilinos cuándo se puede tener animales en un piso y cuando no.

La ley ni permite ni prohíbe tener mascotas a un inquilino, ningún artículo en el Código Civil en el Código Penal o en la Ley de Propiedad Horizontal habla de ello.


¿Qué dice la Ley de Arrendamientos Urbanos?


Muy sencillo no dice nada.
Sin embargo artículo 4. 2 de la LAU nos dice que en el alquiler de una vivienda rigen los pactos, cláusulas y condiciones que estipulen los implicados.
O lo que es lo mismo, si eres dueño puedes prohibir totalmente tener animales o mascotas en tu piso a tu inquilino siempre que lo dejes claro en el contrato de alquiler.
De otro modo, si el contrato de alquiler no dice nada, el inquilino podrá tener mascotas en su piso.
Pero hay que tener claro que si la mascota causa problemas, el dueño puede rescindir el contrato de alquiler y desahuciar al inquilino a través del Juzgado.

¿Y si el contrato prohíbe tener animales pero el inquilino los tiene?
En este caso el dueño según el artículo 27. 1 de la LAU puede, a través del juzgado, desalojar al inquilino por incumplir las obligaciones que se han estipulado en el contrato.

Si el contrato permite tener animales  y éstos causan molestias a los vecinos o daños a la propiedad ¿qué pasa?


Podrá rescindirse el contrato y desalojar al inquilino. Un perro que ladra es una molestia para el vecindario.

De todos modos dejar que el inquilino tenga su animal de compañía en el piso puede ser muy ventajoso ya que los arrendatarios saben lo difícil que es encontrar a un propietario que permita animales a su piso y estos alquileres suelen ser de larga duración, pero por contra, también puede suponer un riesgo.

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